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  Por el libro
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10 de julio de 2008

Por: Yahoo.com


La cadena de supermercados Wal-Mart retiró de sus anaqueles la popular historieta mexicana de un niño con rasgos de negro exagerados luego que una clienta se quejó de que "Memín Pinguín" era racista.


El número reciente del cómic, "Memín para presidente", se vendía en tiendas de Wal-Mart con un gran número de clientes hispanos, dijo Lorenzo López, portavoz de la compañía en Bentonville, Arkansas.


Pero el miércoles, el gigante minorista decidió retirar la historieta de sus tiendas en todo el país.


"Comprendemos que Memín es un personaje popular en México", afirmó la compañía en un comunicado.


"Sin embargo, dado la sensibilidad a la imagen negativa que Memín puede proyectar en algunas personas, consideramos que era mejor no ofrecer el producto a nuestras tiendas", indicó al ofrecer disculpas a quienes "pudieron sentirse ofendidos".


La historieta de Memín Pinguín era ofrecida junto con otras revistas en español en las tiendas Wal-Mart.


Shawnedria McGinty, una clienta de Houston, encontró la revista en una tienda local y presentó una queja por los rasgos exagerados del personaje principal, un niño con labios gruesos y ojos grandes.


McGinty presentó la queja al activista comunitario, Quanell X, que puso en aviso a los medios locales de comunicación.


La historieta comenzó a publicarse en la década de 1940, narra las aventuras de Memín Pinguín, un pequeño mexicano-cubano cuyas astucias reflejan la vida de un niño pobre en la capital de México. El niño, retratado como un agradable pillo, gana dinero limpiando zapatos y vendiendo periódicos para ayudar a su madre, también negra.


Los personajes de Memín y su madre han sido criticados como una reminiscencia a la representación estereotipada de las personas de raza negra. Tampoco es la primera vez que Memín crea un debate en Estados Unidos.


En el 2005, el servicio postal mexicano presentó una serie de estampillas conmemorativas de Memín Pinguín. El presidente George W. Bush y varias figuras afroamericanas, incluido Jesse Jackson, solicitaron al gobierno mexicano que retirara las estampillas.


El entonces presidente mexicano, Vicente Fox, las defendió y la edición de las 750.000 se agotó en unos cuantos días.