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4 de agosto de 2008

Por: El Nuevo Dia

Marcela Espíldora estaba lista para partir de San Juan hacia su casa en Nueva York, cuando recibió un correo electrónico notificándole que su vuelo había sido cancelado porque su aerolínea no tenía tripulación para atender el avión. Ese correo electrónico del lunes 28 de julio fue el anuncio de un vía crucis que tendría que soportar debido a que, según explicó, JetBlue le cambió una y otra vez sus planes de regreso.
Según explicó, la pudieron acomodar en el próximo vuelo que no saldría hasta el miércoles a la 1:55 de la mañana, aunque no fue hasta la 1:40 de la tarde que pudo salir.
‘‘Estamos a merced de las líneas aéreas y están así porque nadie las regula”
Luis Soto, presidente del capítulo de Puerto Rico de la Sociedad Americana de Agentes de Viajes
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“Estando en el aeropuerto, había gente que se comunicó por teléfono con JetBlue y les dijeron que el vuelo se atrasó a las 5:00 a.m. Hasta que la gente de JetBlue nos anunció que el vuelo fue cancelado”, contó.
La razón: mal tiempo.
Con Marcela había personas y familias que desde el domingo 27 de julio estaban tratando de salir de la Isla.
“Ni siquiera me dieron un vale de comida: estuve más de 12 de horas en el aeropuerto y nadie se preocupó”, relató molesta. Esta fue su primera experiencia con JetBlue, dijo, pero aseguró que no volvería a utilizar sus servicios.
Sin protección los viajeros
No se trata de un caso único: situaciones como la de Marcela son las que varias organizaciones a favor del pasajero quieren evitar promulgando que se regulen las aerolíneas.
“Los consumidores no tienen una protección real. Tienen la opción de reclamar a las distintas organizaciones, pero esto no resuelve nada: sólo queda un récord del evento para la posteridad”, indicó Luis Soto, presidente del capítulo de Puerto Rico de la Sociedad Americana de Agentes de Viajes.
Tras una situación precisamente con JetBlue en 2007, en la que dejaron varados por varias horas a los pasajeros dentro de los aviones, en enero el Congreso de los Estados Unidos decidió investigar. Las vistas se cancelaron en lo que evalúan un plan de autorreglamentación presentado por las aerolíneas.
“Estamos a merced de las líneas aéreas y están así porque nadie las regula”, dijo Soto.
En cuanto al caso de Marcela, Bryan Baldwin, portavoz de JetBlue, dijo a El Nuevo Día que “estas cancelaciones fueron causadas por el clima y son lo que llamamos ‘irregularidades incontrolables’”.
Baldwin explicó, además, que no le tenían que dar un vale de comida o alguna compensación, porque “la compañía no puede controlar el tiempo”.
Según la carta de derechos de los pasajeros de JetBlue, todo aquel al que se le cancele un vuelo por una causa que pueda ser controlada como un desperfecto mecánico tendrá una compensación económica.