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  Por el libro
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22 de agosto de 2008

Por: El Nuevo Herald

Funcionarios de Medicare podrían haber manipulado su auditoría del 2006, para desinformar al Congreso sobre la lucha de la agencia contra el fraude en la industria de los equipos médicos, según un informe condenatorio del inspector general que se espera sea dado a conocer a principios de la próxima semana.

 Algunos congresistas veteranos declararon el jueves sentirse engañados por la agencia que administra el gigantesco programa de ayuda social para los ancianos, y predijeron que los legisladores llevarían a cabo audiciones de inspección en el otoño para interrogar a los funcionarios de Medicare.

 Un borrador del informe afirma que el Medicare alardeó de estar ganando control sobre el fraude, el desperdicio y el abuso en el programa de salud, cuando en realidad el índice de error en los pagos de la agencia era cuatro veces mayor de los reembolsos de equipos médicos anunciados, según un importante legislador.

 El índice de error real: 31.5 por ciento.

 El senador Chuck Grassley, republicano por Iowa, que ocupa un alto puesto en el Comité de Finanzas del Senado, condenó a los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid por las irregularidades citadas en el borrador del reporte, llevado a cabo por el Departamento Federal de Salud y Servicios de la oficina del inspector general.

 "Yo quiero saber qué pasó, quién es responsable, quién va a rendir cuentas, y lo que el secretario [de Servicios Humanos] hará a este respecto', dijo el senador, quien recibió un sumario del borrador del reporte. "Si hubo personas que alteraron los libros, manipularon la metodología o dijeron al contratista que ignorara las reglas, esos individuos tienen que ser castigados'.

 Detalles del borrador del informe se filtraron y aparecieron el jueves en el New York Times, pocas semanas después de que una serie de artículos de The Miami Herald expusiera la corrupción generalizada en dos campos regionales de la salud --los proveedores de equipos médicos y las clínicas de tratamiento intravenoso del VIH-- que han alimientado la reputación del sur de la Florida como la capital nacional del fraude de Medicare.

 La serie de The Miami Herald subrayó el fracaso de Medicare en detectar las reclamaciones fraudulentas, llevándolo a una pérdida anual de al menos $2,500 millones en el sur de la Florida y, según se estima, unos $60,000 millones o más en todo el país.

 Un legislador veterano del sur de la Florida dijo el jueves que el Congreso necesita respuestas honestas por parte de Medicare, que es criticado fuertemente en el reporte por plantear a auditores externos que ignoraran regulaciones federales que hubieran medido con exactitud el desperdicio, el abuso y el fraude.

 La congresista federal Ileana Ros-Lehtinen, republicana por Miami, predijo que el Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental de la Cámara, dirigido por el demócrata por California Henry Waxman, exigiría audiencias sobre el tema junto a otros paneles congresuales a celebrarse en el otoño.

 "El Congreso no se va a dejar engañar', afirmó ella. "Hemos estado tratando de detectar estas reclamaciones fraudulentas por mucho tiempo'.

 Los funcionarios de Medicare denegaron las alegaciones de haber manipulado los libros de la agencia y desinformado al Congreso.

 "Aunque estamos de acuerdo con el inspector general de que el índice de error [en cuanto a equipos médicos] que reportamos debió haber sido más alto, las alegaciones de que hemos manipulado ese índice de error son ridículas', dijo Jeff Nelligan, director de relaciones públicas de Medicare.

The New York Times reportó el jueves que funcionarios de Medicare informaron al Congreso de que habían reducido el costo del fraude en reembolsos de equipos médicos a $700 millones en el 2006. Pero el periódico dijo que, de acuerdo con el índice de error en los pagos más alto en el borrador de informe del inspector general, la pérdida real para ese año fue de $2,800 millones. The Times afirmó asimismo que los funcionarios de Medicare estaban cabildeando en el Departamento de Salud y Servicios humanos del inspector general para minimizar las conclusiones del borrador de informe.

 Nelligan se manifestó en total desacuerdo con el reportaje de The Times.

 "Por añadidura, la cifra de $3,000 millones por pagos impropios [por concepto de equipos médicos] es una extrapolación sin base en estos momentos, ya que el informe solamente cita porcentajes'.

 Entre otras cosas, el informe afirma que funcionarios de Medicare dijeron a los auditores privados que no compararan las facturas de empresas de equipos médicos por sillas de ruedas, máquinas de oxígeno y otros suministros con los archivos de los doctores para verificar si los pacientes habían recibido dichos servicios.

 "Todo el mundo está disgustadísimo ante la manera en que el Medicare está tratando de estafar al Congreso, diciéndonos que están luchando contra el fraude, cuando están pidiendo a sus auditores que ignoren regulaciones gubernamentales en las auditorías para así quedar ellos mejor', dijo Ros-Lehtinen.

 Pero Nelligan aseguró que Medicare, en su trabajo con la auditora privada AdvanceMed, se ha ocupado activamente de detectar fraude y pagos impropios en el campo de los equipos médicos, que representa del dos al tres por ciento del presupuesto anual de $456,000 millones de Medicare.

 En el 2006, Medicare se jactó de que su índice general de error de pagos por concepto de equipos médicos y otros servicios de salud era del 4.4 por ciento, una disminución significativa con respecto al 5.2 por ciento reportado en el 2005, y drásticamente por debajo del índice del 10.1 por ciento reportado el año anterior.

 "Hemos excedido con mucho nuestras expectativas, al reducir el índice de error por debajo del objetivo del 5.1 por ciento en el 2006', afirmaron funcionarios de Medicare.

 Pero la realidad es que funcionarios de Medicare declararon a The Miami Herald que carecen de una cantidad específica en cuanto al costo de la corrupción en todo el país. Las auditorías internas se centran sobre todo en errores de factura, pagos excesivos y otras formas de desperdicio, midiendo sólo una fracción del fraude. Por lo tanto, la agencia estima que sus pérdidas combinadas son de unos $11,000 millones al año, cerca de la mitad de la cantidad reportada en el 2004.

 La raíz del problema es que los contratistas de Medicare revisan las reclamaciones antes de autorizar los pagos, pero se centran sobre todo en los errores y no en reclamaciones completamente falsas.

 Los contratistas usan ahora programas de computadora para bloquear los códigos no válidos de equipos que usan operadores de Medicare desdeñosos de la ley, dijo Kimberly Brandt, directora del programa de integridad de Medicare, lo cual les ahorra cientos de millones de dólares al año.

 Pero los críticos ripostan que solamente algunas reclamaciones dudosas son detectadas antes del pago. Los operadores pueden usar nuevos códigos de reclamación para burlar las barreras computacionales.

 Además del fraude por concepto de proveedores de equipos médicos, una investigación de The Miami Herald concluyó también que docenas de clínicas y doctores facturaron a Medicare por más de $1.1 milones en reclamaciones falsas por una terapia intravenosa obsoleta contra el VIH para un solo paciente del condado Miami-Dade County, quien recibió miles de dólares en sobornos luego de venderles su número de tarjeta de salud entregada por el gobierno.

 El paciente, Alexander McCray, quien tiene antecedentes de arrestos por posesión de drogas, usó el dinero de los contribuyentes para satisfacer su adicción al crack.