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  Estirando el chavito
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24 de septiembre de 2008

Por: El Nuevo Dia

Las cadenas de supermercados, al igual que cientos de otros negocios, han tenido que hacer ajustes en sus presupuestos de gastos para lidiar con los aumentos desmedidos en la factura de energía, el agua, la nómina y el costo de los alimentos, entre muchos más. Unas empresas han sido más creativas que otras en eso de implantar alternativas de reducción de gastos. Pero todas, en mayor o menor grado, han tomado medidas de control.

Uno de los costos más altos -y que se ha disparado en los últimos años- es la energía. Empresas como Wal-Mart han optado por cambiar las unidades de acondicionadores de aire en sus tiendas por unas más eficientes y han colocado sensores que prenden y apagan las luces a determinadas horas, con el fin de generar ahorros en el consumo.

Asimismo, Wal-Mart cambió las luminarias por unas que consumen menos energía y ha instalado tragaluces en los techos para que haya más claridad en sus establecimientos y no se necesiten tantas bombillas.

José Revuelta, presidente de SuperMax, dijo que en su caso la cadena tiene menos capas de personal y está siendo más conservador en el número de gente que recluta. “En vez de contratar a cien personas, contratamos solo a ochenta”.

Revuelta señaló que los costos de energía son tan altos, “y siguen subiendo, que no importa los ajustes que hagamos, la factura no baja”; pero aún así SuperMax ha cambiado lámparas y ha adquirido equipos más eficientes.

El inventario es otro de los renglones que están velando más de cerca. “No se trata de tener menos variedad de productos”, explicó, “sino comprarlos en cantidades controladas”.

La cadena Pueblo, rescatada de la quiebra hace casi un año por el empresario Ramón Calderón, es otra de las empresas que ha realizado ajustes en sus gastos.

“Pueblo, como otras empresas a nivel local e internacional, ha hecho una reestructuración operacional respondiendo a la crisis económica que ha impactado al País”, dijo la empresa en declaraciones oficiales.

Esa reestructuración va destinada a “enfrentar el impacto de factores como el dramático aumento en los costos de energía, las limitaciones de presupuesto de compra del consumidor, la implementación del aumento en el salario mínimo federal y los costos de la operación en general”, añadió Pueblo.

En su caso, la cadena dejó cesantes a 48 empleados el pasado viernes, pero aún continúan empleando a más 1,675 personas en las 21 tiendas, además de en el centro de distribución Campo Rico Warehouse and Distribution Center en Carolina.

Otras cadenas han reducido las horas de trabajo al personal que labora a tiempo parcial. Incluso hay algunas que evalúan reducir el salario de los empleados gerenciales, como medida de control adicional - aunque temporal-, en lo que la situación económica del País comienza a mejorar.