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  Por el libro
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Bernie Sanders y otros demócratas destacados quieren expandir el Medicare para cubrir a todas las personas que viven en Estados Unidos. Sin embargo, una nueva actualización sobre las finanzas del programa muestra que el popular plan de salud para adultos mayores apenas puede cubrir a las personas adscritas que incluye en la actualidad.

En 2026 el Medicare comenzará a quedarse sin dinero, según reveló el último informe anual publicado por los administradores que supervisan el programa. Es la misma previsión que realizaron los fideicomisarios el año pasado, lo cual significa que no se han producido mejoras en las inestables finanzas del Medicare, y que estamos un año más cerca del momento de rendir cuentas.

El Seguro Social tiene una vida más larga, con financiamiento suficiente para cubrir completamente los pagos a los jubilados hasta el año 2034, lo que representa una mejora de dos años respecto al pronóstico del año pasado. Esos plazos no implican el fin de los dos programas de jubilación. Significa que los fondos fiduciarios, que son una especie de fondo de reserva con el que se financia una parte de los pagos, se quedarán sin dinero. Por tanto, los programas solo podrán pagar lo que obtengan de los impuestos dedicados a ambos planes, además de sus otras fuentes de ingresos.

En el caso de la Parte A del Medicare, que cubre las hospitalizaciones y otros servicios relacionados, el programa solo podrá cubrir el 89 % de los costos cuando el fondo fiduciario se agote en 2026. Ese porcentaje disminuiría al 77 % en 2046, y luego comenzaría a aumentar gradualmente. Las Partes B y D del Medicare, que cubren los servicios ambulatorios y los medicamentos recetados, gozan de mejor salud ya que se financian a través de las primas que pagan los pacientes y los ingresos generales de los impuestos que no provienen directamente del Medicare. Es probable que esas partes del Medicare sigan siendo solventes por tiempo indefinido.

Los pagos del Seguro Social a las personas de la tercera edad se reducirán a aproximadamente el 75 % de los beneficios programados cuando el fondo fiduciario se vacíe en 2034. El Seguro Social también financia los pagos por incapacidad, aunque ese fondo fiduciario será solvente hasta el año 2052. En combinación, ambos programas comenzarán a pagar más de lo que reciben a partir de 2020, la primera vez que ocurrirá algo así desde 1982. En realidad, se trata de una mejora respecto a las perspectivas del año pasado, cuya previsión era que las salidas superarían las entradas en algún momento de 2018.

No debería tomarnos por sorpresa

Con la generación de los “baby boomers” entrando a la jubilación, el gasto federal en programas para adultos mayores ha estado engullendo una porción creciente de los ingresos federales. En 2018, el Seguro Social y el Medicare representaron el 45 % del gasto total federal, en comparación con el 42 % del año anterior. A medida que aumenta el gasto, los saldos de los fondos fiduciarios disminuyen, poniendo en peligro la futura financiación de ambos programas.

Nada de esto debería tomarnos por sorpresa. Los expertos en presupuestos llevan años advirtiéndonos de que las tendencias poblacionales y el aumento de los costos de salud pondrían a dura prueba ambos programas, hasta el punto de ruptura, si el Congreso no lo soluciona antes. Hay muchas soluciones, como reducir los beneficios para las personas más ricas, aumentar la edad de jubilación e incrementar los impuestos, pero es probable que ninguna de esas opciones sea popular, a menos que se trate de una emergencia.

Bernie Sanders lanzó su idea del Medicare para Todos durante la campaña presidencial de 2016, pero lo que parecía una propuesta marginal está ganando nuevos adeptos. Varios demócratas que se postulan a la presidencia en 2020 están respaldando esa idea, incluidos los senadores Cory Booker, Kamala Harris y Elizabeth Warren.

No obstante, la fragilidad del sistema actual revela cuán complicado y problemático sería expandir el programa de los 43 millones de personas que cubre en la actualidad a los 330 millones de estadounidenses. Los partidarios del Medicare para Todos dicen que extender el programa a todo el país en realidad podría apuntalarlo, ya que los fondos que ahora se dedican al Medicaid, la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio y el seguro privado que cubre a 177 millones de personas estarán disponibles para el Medicare.

 

Sin embargo, los estudios del costo del Medicare para Todos indicaron que serían necesarios más de 3 billones de dólares de financiación anual, lo que requeriría un fuerte incremento de los impuestos a las personas físicas y las empresas. Quizá el costo sería menor de lo que gastamos en la actualidad en las primas de los seguros de salud y lo que pagamos de nuestro bolsillo, pero el cambio del sistema de costos y servicios del sector privado al estatal destruiría industrias enteras, comenzando por la rama de salud del sector asegurador, además de causar otros problemas difíciles de predecir. Es posible que incluso pueda provocar una recesión.

Medicare también paga menos que las aseguradoras privadas, lo que acarrea preocupantes implicaciones para la disponibilidad de diferentes tipos de atención médica. Muchos hospitales, por ejemplo, operan con márgenes de ganancia reducidos, de manera que no podrían seguir funcionando si el Medicare cubriera a todos y pagara un 40 % menos que los planes del sector privado, como hace ahora. Al mismo tiempo, más personas tendrían cobertura, lo que significa que un mayor número de pacientes tendría menos opciones para elegir. Si eso ocurre, será mejor que vayas reservando una cita desde ahora.

Existen otras opciones para intentar solucionar los elevados costos que supone la atención médica y brindar cobertura a más personas. De los 11 planes de reforma de salud principales que los miembros del Congreso introdujeron recientemente, solo 4 piden un Medicare para Todos o algún tipo de sistema de gobierno como pagador único que cubra a todas las personas. El resto son planes híbridos que dejarían la cobertura del sector privado tal como es mientras tapan los agujeros del sistema estatal y reducen los costos. Y uno de los agujeros que debemos tapar cuanto antes es el financiamiento precario del Medicare, al menos tal y como funciona en la actualidad.