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  Por el libro
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11 de agosto de 2021

El Vocero

Las inyecciones económicas que han entrado a la Isla por el pasado año y medio, -estimadas en unos $20,000 millones- ha impulsado de manera significativa la venta de autos nuevos y usados en la Isla, lo que ha generado la preocupación sobre el futuro de la industria una vez concluyan dichas ayudas.

No se  descarta que la situación de oferta y demanda pueda prolongarse hasta por lo menos 20 meses más. Pero levanta bandera de la posibilidad de una desaceleración del sector ante las significativas ventas del momento.

Esa preocupación también ha sido expuesta por Ricardo García, presidente del Grupo Unido de Importadores de Automóviles (GUIA), quien reconoció que para el primer semestre del año, las ventas ya no llevan el paso histórico que llevaba, “lo que nos confirma lo que esperábamos, que los márgenes de crecimiento comenzarían a reducirse y van bajando sus niveles”.

Datos provistos por GUIA, - organización que representa la industria automotriz en Puerto Rico- evidencian que hasta el mes de junio en la Isla se habían vendido sobre 60,000 unidades nuevas, con una proyección de ventas -al finalizar el año 2021- de alrededor de 110,000 unidades.

Igualmente, la Asociación de Distribuidores y Concesionarios de Automóviles de Puerto Rico (Prada), confirmó que en el primer semestre de 2021, la Isla ha experimentado un crecimiento en la venta de autos nuevos de aproximadamente un 10% y la venta de autos usados ha registrado un crecimiento de sobre un 32%.

Según las organizaciones, la industria de autos representa sobre 30,000 empleos -entre directos e indirectos- y aporta al fisco anualmente sobre $500 millones en arbitrios, además del impacto que tiene en muchas otras industrias.

Julio Ortiz, presidente de Prada, entiende que en la Isla hay mucho dinero en la calle y que el gobierno sigue recibiendo fondos federales que deberían convertirse en oportunidades de empleo.

“El reto es que el gobierno haga o continúe haciendo desarrollo económico sustentable en la Isla. Esto permitirá que la industria de autos siga manteniéndose estable”, dijo Ortiz.

El presidente de Prada acentuó que el asunto de la escasez de los “microchips” de las computadoras de los autos ha limitado el inventario significativamente, lo que ante la fuerte demanda, ha disparado los precios de los autos nuevos como los usados.

“Los consumidores están pagando entre un 15% a un 30% por encima del precio regular de las unidades usadas, ya que no hay autos disponibles ni en la Isla ni afuera. Aún permanecen los intereses bajos y esta situación de escasez de autos no prevemos se detenga hasta el verano del año que viene”, acotó el presidente de Prada.

Nueva modalidad

El problema de escasez de autos se intensifica cuando las compañías de alquiler de autos entran en la competencia para adquirir unidades. Según explicó el contador público autorizado Eduardo González Green, históricamente los negocios de alquiler de autos van a las subastas a vender sus autos usados y utilizan los ingresos para la adquisición de nuevas unidades. Ante la escasez de autos, estos ahora van a las subastas a adquirir unidades, lo que reduce aún más la disponibilidad de autos. “Hoy están pagando entre $3,000 a $4,000 más del valor real del auto en los libros. Están comprando a sobreprecio. Al reducirse el inventario, siguen incrementando los precios, situación que no entiendo mejore por los menos en los próximos dos años”, agregó.

Descartada una burbuja del mercado

Con la suspensión en septiembre de los fondos federales destinados a paliar los efectos en la economía de la pandemia del covid-19, surge la preocupación sobre un posible aumento en la morosidad a futuro de los pagos de préstamos de autos.

Sin embargo, Zoimé Álvarez Rubio, vicepresidenta ejecutiva de la Asociación de Bancos de Puerto Rico (ABPR) estableció que la banca comercial cuenta con procesos establecidos, organizados y regulados para evaluar y aprobar las solicitudes de crédito.

“Existe en nuestra jurisdicción una extensa regulación a nivel federal que requiere un minucioso análisis de la capacidad del solicitante para poder pagar su préstamo, precisamente para evitar que el deudor pueda quedar sujeto a un proceso de ejecución”, afirmó Álvarez. “Esto quiere decir que toda persona que haya podido comprar un auto o una propiedad, ha tenido que pasar por un proceso estricto de cualificación y aprobación para el mismo”, abundó.

Enfatizó, además, que las aprobaciones de crédito que se han dado hasta el momento no se deben a las ayudas económicas otorgadas durante la pandemia. Afirmó que aunque el cliente se haya beneficiado de estos fondos, los mismos no son parte del cómputo de la mensualidad que la persona está obligada a satisfacer.

“Por lo tanto, esa persona tuvo que ser cualificada para garantizar su capacidad de poder cumplir con lo acordado”, afirmó la ejecutiva.

Con ello coincide González Green, quien entiende que ante la inexistencia de una transportación pública efectiva, la gente ahora le da prioridad al pago del auto. Igualmente aseguró que las normas prestatarias no han cambiado, ni se han flexibilizado.

“Hoy los scores crediticios de los consumidores han mejorado y los que se han quedado en la Isla cuentan con un buen crédito. Una vez culminen las ayudas, la gente tiene que regresar a trabajar y hay empleos para satisfacer la demanda”, acotó González.