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  Por el libro
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30 de septiembre de 2011

Consumer.es

La Interpol anunció ayer el desmantelamiento de la mayor red intervenida hasta la fecha dedicada a la venta de fármacos falsos en Internet. La trama delictiva actuaba en 81 países -España incluida, según ha confirmado un portavoz del Ministerio de Sanidad-. Como resultado de la acción policial internacional han sido detenidas 55 personas en distintos países y se han retirado de la circulación 2,4 millones de medicamentos potencialmente peligrosos, que podían alcanzar un valor de mercado de 6,3 millones de dólares (4,6 millones de euros), según una nota de la Interpol.

Entre los fármacos que vendía esta red ilegal había falsificaciones de antibióticos, esteroides, anticancerígenos, antidepresivos, antiepilépticos, pastillas para adelgazar y suplementos nutricionales.

La operación Pangea IV actuó a tres niveles: los servidores que albergaban las falsas farmacias, que eran las encargadas de distribuir los falsos medicamentos; los sistemas de pago digital y la organización encargada del reparto de los productos. Fue coordinada por la Interpol, la Organización Mundial de Aduanas (WCO en inglés), el Foro Permanente para el Crimen Farmacéutico Internacional (PFIPC) y organizaciones del sector farmacéutico.

13.500 webs

La operación, que llevó una semana y se coordinó en las oficinas de la Interpol de Lyon, implicó el rastreo de 13.500 sitios web. Además se inspeccionaron 45.500 paquetes de medicamentos en los servicios de aduanas de los países implicados. De ellos, se confiscaron 8.000, que contenían las pastillas fraudulentas.

La Organización Mundial de la Salud calcula que entre el 6% y el 8% de los medicamentos que se venden en el mundo son falsos. Y el problema va en aumento por la facilidad que da Internet para poner en contacto a compradores y vendedores.

El impacto económico de esta práctica es claro: alrededor de un 6% o un 8% menos de facturación para las empresas legales. Pero lo más grave es la implicación sanitaria de estas prácticas, aunque no estén cuantificadas. Como dijo en mayo Icíar Sanz de Madrid, directora de Asuntos Internacionales de Farmaindustria, "las muertes de pacientes asociadas a este problema muchas veces se contabilizan como naturales; es un problema muy difícil de medir".