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26 de septiembre de 2011

El Nuevo Dia

Poner las finanzas en orden tiene muchas similitudes con empezar una dieta: hay miles de fórmulas milagrosas, pero al final lo único que funciona es planificar, establecer límites y resistir la tentación.

Ya sea para poner en forma el bolsillo o la cintura, no basta con saber lo que tiene que hacer y tener la intención de poner en vigor las medidas correctivas, mientras no haya acción no bajarán las deudas ni las libras. Además, a diferencia de otros vicios, el dinero y la comida no se pueden evitar del todo.

No hay un modelo que aplique a todos por igual, en especial en tiempos en que la dieta financiera se hace más por necesidad que por motivación propia, por lo tanto, lo principal es ser honesto sobre las razones para el desorden financiero. Para la mayoría de la gente, el problema está en los pequeños gastos que se siguen acumulando hasta que sobregiran la cuenta; pero también están los que compran para subirse el ánimo y los que gastan por agradar a los demás.

Al igual que alguien que está sobrepeso, el que está en aprietos económicos sabe por qué está en una situación apretada, aunque insista en decir que desconoce por qué el dinero no le da y echarles la culpa a situaciones o a otras personas.

Nadie dice que sea fácil establecer una disciplina financiera o alimenticia, de hecho, cambiar hábitos siempre será difícil, pero no se puede perder de vista que son ajustes necesarios para lograr el máximo bienestar.

1. Decídase a hacer un cambio

Para algunas personas es el consejo de un amigo o familiar y para otros una revelación propia lo que los lleva a aceptar que necesitan hacer algo para organizar sus finanzas. No deje pasar el momento y aproveche para analizar cuáles son sus puntos débiles y qué le gustaría lograr. Piense en cuáles son sus metas y qué necesitará para lograrlas. No tiene que sabérselas todas, si tiene dudas de cómo comenzar, considere buscar ayuda de un experto que pueda orientarle por la ruta correcta, lea libros, tome un curso. Haga lo que entienda necesario para empezar con el pie correcto esta nueva etapa de su vida.

2. Haga modificaciones que sean sostenibles

Uno de los consejos más atinados en esto de las dietas es trazarse metas realistas y que pueda sostener. Someterse a un plan de privación total podría tener el efecto contrario, si luego de un par de semanas de no comprar ni un chicle no aguanta más y se gasta $200 en el centro comercial. Tampoco se trata de que los cambios sean tan mínimos que apenas hagan diferencia porque podría frustrarse si no ve resultados pronto. Podría comenzar, por ejemplo, limitando las comidas afuera y cocinando más en la casa; con el dinero que se ahorra, puede atacar la deuda más pequeña que tenga y así saldarla lo más pronto posible. Cuando economizar se convierta en un hábito, ya no será tan difícil recortar gastos mayores.

3. Tenga paciencia

Las circunstancias que le llevaron a tener un bolsillo fuera de forma no ocurrieron de la noche a la mañana. Incluso si fueron catapultadas por algo inesperado, como la pérdida del trabajo, no tener un fondo de emergencia ya es una señal de que las finanzas no estaban del todo bien. Así es que no pretenda una transformación radical en pocos meses. Al principio, cuando esté pagando las deudas más pequeñas parecerá que está avanzando rápido, pero cuando llegue a la tarjeta con el balance más alto le tomará tiempo saldarla y ahí es que tendrá mayor posibilidad de desesperarse. Ese es el momento de recordarse por qué está haciendo la dieta financiera: comprar una casa, viajar, la educación de sus hijos e hijas, retirarse o dormir más tranquilo.

4. Evite las tentaciones

Nadie en su sano juicio se va a pasear por una repostería cuando se ha propuesto comer saludable. De la misma forma, si sabe que su debilidad son la compras por impulso, evite irse a "mirar" las vitrinas del centro comercial o su versión moderna, las páginas de internet de las tiendas. Puede planificar de antemano cómo manejar la tentación; por ejemplo, si tiene que ir a comprar algo en específico, saque en efectivo el dinero que tiene disponible para usar y deje la tarjeta de crédito en casa. Si su debilidad es la vida social, busque actividades o lugares gratis o que se ajusten a su presupuesto y esté listo para proponerlas para la salida del fin de semana.

5. Recompense sus logros

Aparte de las metas a largo plazo, a veces es útil prometer pequeñas recompensas en el camino. En una dieta financiera, posiblemente otros miembros de la familia están participando del régimen, así es que es una buena práctica consultar los premios que se darán por "portarse bien". Podría ser ir a comer pizza una vez a la semana si el resto de los días cocinan en la casa; una salida al cine por cada mes que pague a tiempo todas las cuentas; o ropa nueva para una fiesta, lo que sea que le motive. La clave está en que esas recompensas no pueden ser un cheque en blanco para caer en los viejos hábitos, siempre deben ir en línea con su presupuesto, sin excesos.

6. Si falla, no se desanime

Cada día es diferente y puede que haya momentos en los que rompa la dieta. No permita que eso arruine todo lo que ha logrado. Un traspié no significa que fracasó en su plan de organizar sus finanzas, así es que no es el momento para darse por vencido y regresar a los viejos hábitos. Mas bien, haga todo lo posible por recuperar su motivación y volver a concentrarse en la meta: salud financiera.