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  Que no te cojan de...
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Primera Hora

Madres y padres no llegaron a tiempo a buscar a sus hijos. Personas enfermas vieron su salud en juego y dueños de negocios tuvieron que quedarse cruzados de brazos. Cientos de personas perdieron citas médicas, de negocios, de parejas...

Mientras, la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) dejó de cobrar la friolera de más de un millón de dólares a consecuencia del tremendo apagón ocurrido el viernes, 29 de junio. La cantidad exacta, según los datos recopilados por la misma corporación pública, es $1,011,593.

Y si usted fue uno de los millones de afectados, seguramente le sorprenda más saber que la AEE solo tenía que invertir cerca de $10,000, o sea, un 1% de lo que dejó de recibir para cambiar los 16 aisladores corroídos que se rompieron y que, en un efecto dominó, dejaron a 900,000 clientes sin energía eléctrica por cinco horas.

La investigación interna realizada por la AEE concluyó que, tal y como se había adelantado, el moho había carcomido los aisladores que sujetan los cables a los transformadores. Eso provocó que la denominada línea 36200, de 155,000 voltios, se partiera.

Al caer, esa línea tumbó otra que estaba justo debajo y que tenía una carga de 38,000 voltios. Los aisladores de esa segunda línea también estaban afectados por el moho.

La pesquisa, resumida en un informe de 73 páginas con fotos, recomendaciones y anejos, al que Primera Hora tuvo acceso, fue suscrito por Edwin Orta, jefe de Conservación y Protección del Sistema Eléctrico, y Salvador Serrano, jefe de la Subdivisión de Operaciones.

El informe especifica que el área donde ocurrió la rotura de los aisladores fue en el patio de transformadores en la estación de Monacillos, donde también discurre otro equipo y líneas eléctricas. Eso contribuyó al colapso porque fue un evento que, en teoría, no debía causar tanto problema, dijo el subdirector interino de la AEE, Josué Colón.

“Es similar a un accidente que ocurre en una carretera con poco tránsito y uno que ocurre en una avenida. El efecto, si es en una avenida, siempre es mayor aunque sea un choque leve”, indicó a modo de ejemplo.

 

“La lluvia y los vientos experimentados durante el evento atmosférico ayudó a que se desprendieran los aisladores y los conductores cayeran”, reveló, además, el informe.

Para evitar que la situación se repita, se van a cambiar todos los aisladores de cerámica, iguales a los que estaban afectados, lo que demorará varios meses, informó Colón, aunque no supo establecer cuántos había que cambiar y en cuánto tiempo específicamente concluiría la tarea.

A pesar de que no había un problema mayor previo, la AEE dejó de facturar poco más de un millón de dólares.

El estimado se hizo utilizando los 2,994 megavatios que se estaban generando al momento del incidente, la distribución en la base de clientela y el tiempo de recuperación del sistema, según la División de Operaciones de la AEE.

Por otro lado, cada aislador cuesta $358, según un empleado del área de compras que no se quiso identificar. Cada línea usa ocho aisladores, lo que suma $2,864. Si esa cantidad se multiplica por las dos líneas que se cayeron, la cifra sube a $5,728.

La brigada que se encargó del cambio estaba compuesta por cerca de 10 empleados que trabajaron por espacio de unas 10 horas. Si se calcula el salario promedio a doble tiempo, la AEE invirtió $4,200, aproximadamente, en nómina.

Ambas partidas –la del costo de los aisladores y la del pago por reparar las líneas– no sobrepasaban los $10,000, o el 1% de lo que le costó a la corporación pública el apagón.

Eso no incluye las pérdidas a la economía, con los negocios que dejaron de funcionar, los servicios que no se pudieron proveer y la gente que no llegó a sus trabajos por el caos en las carreteras sin semáforos.

¿Esto se pudo haber evitado?

Pues uno puede especular muchísimo. La realidad es que la Autoridad reemplaza aisladores, la Autoridad ofrece mantenimiento a sus subestaciones, tiene un programa de mantenimiento... La lección de esto es que debemos ser aún más celosos en la atención de esos elementos estructurales, más allá de lo que uno generalmente es.

El informe apunta a que se trató de un evento “complejo” y pide cambiar todos los aisladores similares a los corroídos y unos interruptores llamados relés electrodomésticos. Además, “se continúan los esfuerzos por detectar qué pasó con el interruptor” 36210 de Monacillos porque “abrió lento y activó un mecanismo de resguardo”. Se debe investigar también por qué en zonas aisladas como en las plantas de Victoria, en Aguadilla; Caná, en Bayamón y AES, en Guayama se redujo el voltaje estando tan alejados de la avería. Igualmente, “los disparos experimentados en las unidades generatrices a lo largo de todo el sistema eléctrico deben ser investigadas en mayor profundidad y detalle”.

En otras palabras, hubo fallas que todavía son una incógnita.

Esa tarde, el entonces director ejecutivo Otoniel Cruz anunció que se acogía al retiro, en medio de cuestionamientos a su labor.

La investigación del evento que haría Homeland Security todavía no ha concluido, dijo la portavoz de prensa de la AEE, Edith Seda.

Para Ángel Figueroa Jaramillo, presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria de Energía y Riego (Utier), las conclusiones validan “las denuncias que hemos estado realizando de que hay una clara falta de mantenimiento”.

“En cuanto a profundizar más la investigación en otras áreas, incluyendo la salida de las unidades generatrices, entendemos que sí, pero seguramente la razón será la misma”, indicó.